Hay quien piensa que la educación híbrida y online es solamente para gente mayor. Pero si algo ha demostrado la pandemia en el entorno educativo, es que aquellas instituciones con un proceso de digitalización más avanzado son las que mejor y más rápidamente se adaptaron al confinamiento, primero, y a las restricciones que vinieron después. Un cambio que se hará notar de cara al futuro: “Los docentes y centros que aprendieron de lo sucedido serán los que, probablemente en un par de años, estén mucho mejor posicionados por su actitud innovadora y el tipo de educación que ofrecerán a sus estudiantes”, explica Albert Sangrà, catedrático de Educación de la UOC e investigador del grupo Edul@b. El informe Innovating Pedagogy 2022, publicado por la Open University británica en colaboración con Sangrà y otros expertos de la UOC, presenta 10 enfoques pedagógicos emergentes que han salido reforzados de la pandemia.
La súbita crisis sanitaria de 2020 hizo que las instituciones educativas reaccionaran, en su mayoría, como buenamente pudieron: es lo que Sangrà recuerda como la fase del “sálvese quien pueda”, de buscar una solución que permitiera no interrumpir la educación al nivel que fuera y de poner en marcha todos los mecanismos posibles de supervivencia. Después vino una fase intermedia, “en la que nadie estaba del todo satisfecho, porque olvidaban en cierta forma que las medidas aplicadas eran provisionales, tomadas con poco fundamento y como soluciones de emergencia”, y una tercera fase en la que se entiende que la pandemia ha quedado atrás. El problema, señala, es que hasta aquí se ha llegado con el propósito de volver a la normalidad de antes, sin aprender nada de la pandemia y haciendo como que estos dos años no hubieran existido.
Los más de dos años transcurridos han servido no solo para potenciar la transformación digital de las instituciones, sino para fortalecer la educación en línea, que bien implementada ha servido para influir en los enfoques pedagógicos de la enseñanza y el aprendizaje en entornos presenciales. “Muchas personas se han dado cuenta de que el tiempo de aprendizaje no siempre coincide con el tiempo de instrucción”, esgrime Sangrà. “Es decir, que no se aprende solo cuando tienes a un docente delante, sino que a veces sucede en otros momentos, con lo que efectivamente expandes el tiempo que tienes para aprender, y probablemente lo utilizas de maneras distintas”. Un contexto en el que han cobrado especial relevancia metodologías como la del aula invertida, en la que el tiempo que profesores y alumnos pasan juntos se aprovecha para aclarar dudas, debatir y realizar actividades colaborativas, mientras que los alumnos deben visionar (o leer) el contenido por su cuenta con anterioridad a la clase presencial. La tecnología abre ciertamente el abanico de posibilidades, de manera que un profesor puede grabar un vídeo corto y mandárselo a un alumno para aclarar una duda o trabajar un reportaje como material añadido y colgarla en la plataforma virtual del centro.
La educación híbrida, con margen de mejora
Metodologías como esta del aula invertida pertenecen a los modelos híbridos que tanta relevancia han cobrado a partir de la pandemia, y que combinan el aprendizaje presencial y online. Un enfoque que, sin embargo, tiene aún mucho margen de mejora. “Si te fijas, los modelos híbridos siempre parten de una visión presencial: yo doy mi clase presencial y luego gano unos grados de flexibilidad añadiendo algo en línea, de manera que esta parte es secundaria”, explica Sangrà. “Yo creo que el 80 % de quien dice que aplica el aula invertida, por ejemplo, en realidad lo hace mal. La propuesta que yo hago en ese sentido es la de lanzar un modelo híbrido desde lo online. Es decir, vamos a diseñar un curso o materia 100 % en línea, y también 100 % presencial”, desgrana. “Y luego vamos a buscar puentes que nos permitan transitar de un modelo a otro de manera fluida, de manera que yo pueda cambiar una actividad presencial por otra en internet en el momento que quiera y sin previo aviso, porque mis alumnos están preparados para ambas”.
La mayor dificultad, claro, está en la planificación, porque poner este modelo en marcha requiere de una inversión de tiempo mucho mayor. Un aspecto en el que, añade Sangrà, la educación online tiene mucho que aportar, ya que esta exige tener todo completamente planificado (materiales, recursos y acciones del profesorado) antes de comenzar a impartir la materia.
Otra de las tendencias pedagógicas que ha ganado en importancia es la referente a los escenarios de aprendizaje dual, que unen bajo un mismo paraguas el aprendizaje en el aula con la capacitación práctica en la industria. Una estrategia que bebe fundamentalmente de los modelos duales de la Formación Profesional, y que puede implementarse también en el ámbito de la educación superior, “donde podríamos desarrollar el mismo sistema utilizando mecanismos de simulación en línea. Así, podríamos experimentar en el entorno virtual de la propia industria en la que estoy trabajando, gracias al apoyo de las tecnologías”, señala el académico de la UOC.
“Los socios de la industria se han quejado muchas veces de que la enseñanza en el aula no se alinea lo suficiente con las necesidades prácticas de las empresas. Para solucionarlo, los docentes han de actualizar sus conocimientos sobre los procesos de producción, procedimientos y tecnologías de la industria”, señala el informe Innovating Pedagogy 2022. Las empresas, por su parte, deben poder ofrecer el tiempo y los recursos necesarios para proponer actividades prácticas reales en el aula, e invertir más en crear estructuras de apoyo a las universidades y otros centros educativos.
Tendencias pedagógicas a seguir
El citado informe de Open University y UOC señala, además de los aspectos mencionados, otra serie de tendencias pedagógicas que han salido reforzadas de la pandemia. Enfoques relacionados con, por ejemplo, la pedagogía de la autonomía, que ha adquirido notoriedad en los últimos dos años y que se basa en la idea de que los estudiantes tomen las riendas de su propio aprendizaje, en lugar de adoptar un rol de recipientes pasivos de la enseñanza, mientras que los docentes actúan como facilitadores; o la educación dirigida por influencers, profesores que se dedican a compartir contenidos por medio de vídeos y que cada vez tienen más peso en las decisiones de los estudiantes respecto a qué, dónde y de quién aprender. “Tú no puedes delimitar en tu aula la forma que tienen tus alumnos de aprender. Muchos de esos vídeos pueden ser usados como un recurso más a la hora de planificar una materia, pero el problema es que no existen filtros sobre la formación de quien habla”, reflexiona Sangrà.
El resto de pedagogías destacadas por el estudio, hasta un total de 10, tienen a juicio de los expertos el potencial de introducir cambios significativos en la práctica educativa. Son estas:
- Pedagogías ligadas a las microcredenciales. Se relacionan con una búsqueda permanente de cursos que formen (y acrediten) a los trabajadores en las nuevas habilidades que demanda el mercado laboral.
- Las pedagogías del hogar se refieren a las prácticas informales de enseñanza y aprendizaje que se dan en el hogar. La comprensión, por parte de los profesores, del conocimiento presente en casa puede ser una herramienta efectiva para seleccionar lecturas culturalmente relevantes para sus estudiantes, que a su vez potencien las estrategias de lectura crítica de los alumnos.
- Educación del bienestar. Los estudiantes sufren presión sobre su salud mental en todo el mundo, e incorporar esta práctica de forma institucional beneficia a todos.
- Pedagogía del malestar. Se refiere a un proceso de autoexamen que sirve para que los alumnos cuestionen de una manera crítica sus sistemas de pensamiento como la opresión, el racismo o la injusticia social; un proceso que puede provocar una amplia gama de emociones, incluida la del malestar.
- Caminar y hablar. Se analiza el efecto sobre el aprendizaje del movimiento y la conversación. Cuando los alumnos de los estudios online quedan para caminar y hablan de lo que estudian, se fomenta el pensamiento creativo y se rompe la soledad que a veces experimentan.
- Grupos de visionado. Gracias al uso cada vez más generalizado de internet, personas de todo el mundo pueden participar simultáneamente en sesiones en línea viendo un mismo vídeo o una misma presentación.
Fuente: El País