Hace una semana, acompañamos al colegio Likankura en su Jornada de Bienestar, ocasión que aprovechamos para conversar con Roxana Aravena Navarrete, directora del Colegio Likankura de Peñalolén, mujer que desde su llegada al establecimiento ha concentrado sus esfuerzos en el bienestar, felicidad y valoración de todos los miembros de la comunidad educativa que ella dirige.
Situándonos en su última Jornada de Bienestar, le preguntamos a Roxana ¿Hace cuánto tiempo el colegio Likankura está trabajando con Fundación Caserta?
Nosotros estamos trabajando desde el año 2012, este sería nuestro tercer año académico de trabajo junto a Fundación Caserta con los programas Jornada de Bienestar, Rutas y Travesías.
Para la Travesía de este año, iremos con nuestros 7º básicos en una fecha que ya está definida, estamos muy contentos.
¿Qué ha significado el haber vivido una Jornada de Bienestar?
Esta es nuestra tercera Jornada de Bienestar como Likankura (2012, 2013 y 2014), no obstante, este año es nuestra primera jornada con todo el equipo; docentes de la jornada diurna y nocturna, paradocentes, auxiliares y administrativos.
Lo importante y así lo señala la directora es que “cada vez vamos abordando diversos temas; las primera y segunda Jornada de Bienestar estuvieron enfocadas en cohesionar al equipo, ya que el colegio Likankura fue la unión de dos colegios. Sin embargo, hoy día ya estamos trabajando en cómo fortalecer al equipo y volverlo de alto rendimiento.
¿Del 2012 a la fecha qué cambios ha vivido el colegio con el trabajo de la Fundación? ¿Y qué le ha hecho sentido a usted como directora?
Desde que iniciamos el trabajo con la fundación, nosotros educamos en base a un Bienestar, y el colegio debe tener –y en eso trabajamos- un bienestar y buena convivencia, entre sus pares y como organización.
Fundación Caserta nos ha ayudado mucho a entender, situaciones que a lo mejor son tan simples, pero que con la rutina del día no las aplicamos.
A lo anterior, Roxana Aravena, directora del colegio Likankura, declara “nosotros nos definimos como un colegio del amor, que educa desde el amor a los estudiantes, tenemos terapias florares, utilizamos elementos de desechos para enseñar a los chicos que lo que la gente vota nosotros lo podemos mejorar, lo que en otras palabras significa, si nosotros invertimos en nuestra persona, en nuestra vida, podemos hacer cosas hermosas”.
¿Cuándo nace esa visión de educar desde el amor?
Nace el 2012, cuando Fundación Caserta comienza a trabajar con nuestra comunidad escolar –con todos sus actores- . La docente a cargo de dirigir el colegio reconoce que esta nueva visión educativa se debe en gran parte al enfoque educativo que promueve Caserta y que en el Likankura se ha traducido en “una educación diferente, donde el estudiante se siente agradado de estar en el colegio. Pero para que ocurra eso, hay que generar un cambio en el equipo desde todos los roles y no hacer más de lo mismo. Y nosotros decidimos no hacer más de lo mismo”.
El trabajo de Fundación Caserta con el colegio Likankura, se replica en varios establecimientos educacionales de la comuna de Peñalolén y su objetivo es poder promover el aprendizaje integral de niños, jóvenes, docentes y directivos de comunidades escolares (principalmente vulnerables), mediante actividades complementarias al currículo escolar formal.